La conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil tiene sus raíces en un compromiso global por la justicia social y la protección de los derechos de los niños. En 2015, líderes de todo el mundo adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con un enfoque renovado en erradicar el trabajo infantil.
Dentro de estos objetivos, la meta 8.7 destaca por su llamado urgente a tomar medidas efectivas para eliminar las peores formas de trabajo infantil y poner fin a esta práctica en todas sus formas para 2025.
Este día sirve como un recordatorio crucial de que el trabajo infantil no es solo un problema económico o social, sino también una violación grave de los derechos humanos. Al destacar este tema cada año, se busca generar conciencia, promover acciones y fomentar el diálogo sobre las estrategias para eliminar el trabajo infantil en todo el mundo, especialmente en sus formas más dañinas y peligrosas.
La explotación laboral infantil es una realidad desgarradora en muchas partes del mundo. Niños y jóvenes, a menudo desde edades muy tempranas, son obligados a trabajar en condiciones que les roban su infancia y limitan su capacidad de obtener una educación adecuada.
Esta situación de explotación no solo afecta su desarrollo físico y emocional, sino que también perpetúa un ciclo de pobreza y privación educativa.
En muchos casos, los niños trabajan para contribuir al sustento económico de sus familias, especialmente en regiones donde la pobreza y la miseria son predominantes. Estos niños se ven privados de derechos básicos como el acceso a la educación, la salud y una alimentación adecuada.
Las causas de esta problemática son complejas y multifacéticas, incluyendo factores económicos, sociales y culturales que requieren una solución integral y sostenida.